sábado, 19 de diciembre de 2009

NAVIDAD Y ALGO MÁS

Luces de colores que inundan las calles, pequeñas chispitas, que anuncian los días.
El frío ha llegado, después de tanto. Y el ambiente se carga, según quieras mirarlo.
Ya nada es como antes, ya nada es tan bonito. Cualquier toque adecuado, se convierte en tontería, algo ñoño.
Ya no hay magia, ni sonrisas, todo es frío, material.
Aún recuerdo, cuando era niña, que algo especial, distinto, flotaba en el ambiente. Tal vez por ser pequeña, tal vez por ser otra época, pero sentía todo diferente, estas fechas, las personas…
Tal vez fueran tiempos mejores, en general para el mundo (aunque en muchos sentidos, no para todos). O tal vez es que la inocencia aún no me había abandonado.
A veces, pienso en esos momentos, en los que me quedaba embobada mirando el Belén, el árbol de Navidad, las luces… A veces, creo aún sentirlos, o quiero hacerlo.
Ahora parece que se hace extraño hasta pronunciar la palabra “NAVIDAD”, como si fuera un tabú o algo así, como… como si todo hubiera cambiado…, y así ha sido.
Da igual si pasan años, días, horas… Todo puede girar 180 grados en un segundo, tan solo uno… Aunque aparentemente nada haya ocurrido, aunque queramos mentirnos a nosotros mismos, lo sabemos. Y no hablo solo de estas fechas…El mundo, en general, se ha vuelto un extraño en sí mismo, se ha olvidado de lo más importante, nosotros mismos. Y lo peor, es que seguimos mirando hacia otro lado.
“Cualquier tiempo pasado fue mejor”, eso dicen, supongo que es algo relativo, según el ojo con el que se mire pero, es una lástima tener que decir que, en general, es verdad;
muy triste.
Podría decir que espero que llegue el día en que todo mejore, pero sería mentirme a mí misma, porque, al final, nadie es nunca feliz, con o sin razones, mientras unos lo son, otros no, y viceversa.
Ya he olvidado la última vez que pude decir: “Soy feliz”, con todas las letras, por el simple hecho de tener una vida “normal”, la que cualquiera puede tener, y no por el
“vicio” de quejarme, sino de VERDAD; y ahora me pregunto, ¿cuánta gente más habrá igual que yo, no solo desde que empezó la crisis, sino desde mucho más atrás?
Aunque, tal vez, alguien me diría: “¿y quién no?”, y, sinceramente, me encantaría hablar con ese alguien, para saber lo que significa para él la palabra “felicidad”.
Supongo, que es aquello que nunca podremos conseguir; el ser humano siente una extraña atracción por las cosas que jamás podrá obtener; lo que algunos creen, y otros saben, que es lo que necesita para ser feliz; algunos están en lo cierto, otros no, pero lo que tienen en común, es que ninguno lo conseguirá, y quien lo haga, encontrará otro motivo para no serlo, y sabrá a qué grupo pertenece.
Y así, es como nos perjudicamos a nosotros mismos, unos por vicio, otros no, pero, al final, todos vivimos en el mismo mundo, que matamos poco a poco, al son de nuestras plegarias, intentando conseguir atrapar el aire, adornándolo, maquillándolo, pero siendo siempre el mismo montón de mierda que hemos creado. Un montón, al que
pertenecemos voluntaria, o involuntariamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por opinar.